Real Madrid y Barça exprimidos sin apenas descanso, mientras el calendario se ajusta al dictado de la televisión. ¿Y el fútbol? Que espere.
Esto ya no es fútbol, es un programa de parrilla con once tíos corriendo sin tiempo ni para respirar. Y no lo digo por decir. Lo que estamos viendo en LaLiga con 72 horas entre partidos, especialmente con Real Madrid y FC Barcelona, no es competencia, es un circo. Y no uno bueno. Uno de los de antaño, con animales enjaulados y domadores borrachos. El descanso mínimo en el fútbol profesional debería ser sagrado. Pero como todo en este deporte moderno, lo sagrado se ha vendido al mejor postor: la televisión.
¿Qué pasa con el calendario para tener 72 horas entre partidos de Madrid y Barça?
En las últimas semanas, tanto el Madrid como el Barça han tenido que disputar partidos clave cada tres días. Eso de las 72 horas de descanso es, como diría un viejo entrenador, «un decir». Porque si juegas el miércoles a las 21:00 en Manchester y el sábado a las 14:00 en Cádiz, eso no son 72 horas ni aunque lo cronometre el mismísimo cronómetro de la FIFA. Y lo peor no es que ocurra una vez. Es que se ha convertido en la norma.
¿Por qué ha estallado ahora esta polémica?
Porque estamos en el tramo decisivo de la temporada. Champions, Liga, Copa… y todos quieren ver a los grandes en prime time. La televisión necesita carnaza para sus parrillas, y los clubes, que se han vendido hace tiempo, no pueden rechistar. Y si los entrenadores se quejan, como hizo Flick, ya sabemos lo que pasa: que si excusas, que si el Barça siempre igual. ¿Y Ancelotti? El italiano calla o suelta alguna pulla con sorna. Pero el problema está ahí, y todos lo ven.
La normativa: las famosas 72 horas
La teoría dice que debe haber un mínimo de 72 horas entre partidos oficiales. Lo dice la normativa de la RFEF y también UEFA lo recomienda. Pero la letra pequeña y los horarios «creativos» permiten que esa norma se doble, se tuerza y se pisotee sin que pase nada. Porque si acabas un partido a las 23:00 y el siguiente lo juegas a las 14:00 del domingo, estamos hablando de poco más de 60 horas reales. Eso, si es que puedes dormir tras viajar media Europa.
¿Quién manda aquí?
Aquí no manda ni el fútbol, ni los clubes, ni los entrenadores. Manda LaLiga, que baila al son de Movistar, DAZN y quien ponga la pasta. El aficionado? Da igual. El jugador? A aguantar. Lo importante es que el partido encaje bien entre dos bloques publicitarios, que suba el share y que nadie se queje demasiado alto. Porque ya sabemos lo que pasa con los que levantan la voz.
Casos recientes para echarse las manos a la cabeza
- El Real Madrid jugó el miércoles por la noche contra el Atlético de Madrid y el sábado por la tarde ya estaba jugando con el Villareal.
- El Barça jugó tres partidos clave en seis días..
Resultado: jugadores fundidos, lesiones musculares, partidos con menos intensidad y excusas para todos.
¿Y los demás clubes?
No es solo cuestión de los grandes. Hay equipos que tienen semanas completas y otros que no rascan ni 60 horas. Pero claro, los pequeños no llenan parrillas. Aquí hay doble rasero. Unos juegan viernes y lunes, y otros tienen que tragar con jugar cada 72 horas sin rechistar. ¿Equidad deportiva? Venga ya.
Comparativa con otras ligas
En la Premier también se juega mucho, pero hay más rotación, más plantilla, más respeto. En Alemania tienen el calendario más ordenado de Europa. Aquí no hay sindicato que sirva para algo. Los jugadores están solos, y encima les llaman «privilegiados» por cobrar millones mientras les revientan los isquios.
¿Qué dicen los protagonistas?
- Ancelotti: «Hay poco tiempo, pero es lo que hay». Traducción: me quejo, pero no demasiado.
- Flick: «Criticó el calendario apretado de partidos y mencionó que el Barcelona, a pesar de tener poco tiempo para descansar, puede competir contra cualquier equipo»
- Los jugadores: callan o se lesionan. Y entonces se les acusa de «falta de compromiso».
LaLiga, como siempre, se lava las manos. «Cumplimos la norma», dicen. Y el que no esté de acuerdo, que se aguante.
Análisis personal (aunque ya está todo dicho)
Esto no lo ha diseñado nadie que haya pisado un vestuario. Aquí el calendario lo hace un productor de televisión, con un excel en una mano y la audiencia en la otra. Y luego se extrañan de que el fútbol pierda nivel. Si queréis espectáculo, dejad que los actores descansen. Porque ni Vinicius ni Lamine ni nadie puede rendir a tope cada 72 horas.
Conclusión
¿Hasta cuándo vamos a permitir que se carguen el fútbol en nombre del negocio? El calendario actual no es deportivo, es comercial. Y como sigamos por este camino, pronto no quedará nadie sano para jugarlo. Y entonces, ya veremos quién llena la parrilla.
¿Tienen que plantarse los clubes? ¿O seguirán tragando hasta que esto explote?
